A
mis amigos lectores, quiero recortarles algunas técnicas para iniciar un buen día:
Luego
del riguroso aseo personal, es importante hacer ejercicios de estiramiento,
levantar los brazos, estirarnos y proponernos tener un día exitoso, dar gracias
por estar vivos, por todas las cosas buenas que tenemos, por nuestros
familiares y amigos.
Se
dice: Pide y se te dará, así que es
un buen momento para pedir al Universo que derrame bendiciones en nuestra vida.
Nunca
inicies el día enojado, cada día es valioso,
no lo desperdicies, aprovecha para aprender algo nuevo, y sobre todo encuéntrate
a ti mismo, que no te importe lo que los demás digan, que nadie frene tus
sueños, sigue tus instintos, lo que te dice el corazón y trata de ser feliz, sin lastimar a nadie.
A
colación creo que este cuento viene muy a relación; así que lo dejo para que
lo recuerdes.
Hace
muchos años vivía un rey que era comedido en todo excepto en una cosa: se
preocupaba mucho por su vestuario. Un día escuchó a dos charlatanes llamados
Guido y Luigi Farabutto decir que podían fabricar la tela más suave y delicada
que pudiera imaginar. Esta prenda, añadieron, tenía la especial capacidad de
ser invisible para cualquier estúpido o incapaz para su cargo. Por supuesto, no
había prenda alguna sino que los pícaros hacían lucir que trabajaban en la
ropa, pero estos se quedaban con los ricos materiales que solicitaban para tal
fin.
Sintiéndose
algo nervioso acerca de si él mismo sería capaz de ver la prenda o no, el
emperador envió primero a dos de sus hombres de confianza a verlo.
Evidentemente, ninguno de los dos admitieron que eran incapaces de ver la
prenda y comenzaron a alabar a la misma. Toda la ciudad había oído hablar del
fabuloso traje y estaba deseando comprobar cuán estúpido era su vecino.
Los
estafadores hicieron como que le ayudaban a ponerse la inexistente prenda y el
emperador salió con ella en un desfile sin admitir que era demasiado inepto o
estúpido como para poder verla.
Toda la
gente del pueblo alabó enfáticamente el traje temerosos de que sus vecinos se
dieran cuenta de que no podían verlo, hasta que un niño dijo:
«¡Pero
si va desnudo!»
La gente
empezó a cuchichear la frase hasta que toda la multitud gritó que el emperador
iba desnudo. El emperador lo escuchó y supo que tenían razón, pero levantó la
cabeza y terminó el desfile.
Si ya
cometiste un error, solo levanta la cabeza, sonríe y sigue adelante, de los errores se aprende, así que ánimos!!
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